Hablar en un ámbito silencioso no es suficiente para evitar los “ruidos” en la comunicación.
Las relaciones humanas son muy complicadas… Todos tenemos
toneladas de evidencias diarias para sostenerlo. La pregunta es ¿Por qué?
Existen varias razones que dan sentido a este fenómeno, sin
embargo a continuación desarrollaré tan solo una de ellas: la dificultad a la
hora de “entendernos”.
Pero… Si hablamos castellano ¿Dónde reside la problemática?
Hace rato que el esquema tradicional de la comunicación
“Emisor -> Receptor” quedó obsoleto. El hecho de que el primero emita el
mensaje y el segundo lo reciba, no es suficiente para dar cuenta de los
fenómenos que se dan en la práctica.
Ante idéntico mensaje, la manera
de responder de un grupo de personas no es unívoca. ¿De qué depende la
respuesta? De la forma en la que interpreten el mensaje, de la manera que este
impacte en su subjetividad y de su “estilo” de respuesta.
Quien recibe el mensaje no lo
hace pasivamente. Se encarga de decodificarlo desde su marco de referencia
personal. Este abarca su cultura, su conocimiento, sus creencias y preconceptos.
Además, lo juzgará de alguna manera: lo considerará negativo o positivo, aceptable o condenable, según éste cumpla o no con sus expectativas, valores y convicciones.
Además, lo juzgará de alguna manera: lo considerará negativo o positivo, aceptable o condenable, según éste cumpla o no con sus expectativas, valores y convicciones.
Lo antedicho, no sólo condiciona la lectura del mensaje por parte de quien lo recibe, sino que además, resulta
determinante en la elección de su modo de responder.
Aquí nos encontramos con el
primer obstáculo: El receptor no comprenderá el mensaje desde el mismo lugar
en el que yo lo emití, sino desde el suyo propio.
En el mejor de los casos… Podrá
intentar ponerse en "zapatos" ajenos, imaginar el sentido en el que lo dijo la otra persona … Pero inevitablemente el intento siempre es fallido, siempre hay algo que se le va a escapar.
Esto no termina acá… Todos lo
mencionado se juega en cada intercambio y a lo largo de tooooda una conversación.
Hay otras variables que juegan un
papel en este fenómeno: el lenguaje gestual o el canal que se utiliza para interactuar (no es lo mismo hablar por teléfono, que utilizar el chat). Sin embargo, las mismas exceden el desarrollo de este artículo.
En base a lo antedicho creo que
más que sorprendernos por la cantidad de malos entendidos, ¡Debemos quedarnos
boquiabiertos frente a los casos en los que logramos comunicarnos “sin ruidos”!
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